Y a esa hora el reloj se detiene cada día, el sol se marcha y me doy cuenta que vos, vos te vas junto con él. Las siete y media de la tarde, esa hora en la que me gusta creer en la infinitud de este universo, en que este ciclo no tiene fin, en el que me gusta preguntarme si sabré alguna vez cuán lejos puede llegar esta infinitud en la que algunos sostienen que vivimos. ¿Lo sabré algún día? Posiblemente no, de eso y de muchas cosas más son de las que no estoy segura, pero hay una que sí, una certeza que encontré entre tantas dudas. Son las siete y media de la tarde y vos no estas, te busco en nuestros lugares y no te encuentro. Reviso mis historias, y hay un personaje menos ¿Qué irónico no? Tantas veces fuiste el dominador de mis cuentos y hoy tu personaje ya no me dice nada, ya no me indica el camino, ese personaje que el viento está llevándose su voz y que con solo pensar en eso me aterra. Irónico también es que, ese persona siempre fue mi favorito, ese que a las siete y m...