Desde
que somos nenas que soñamos, nos dice, nos cuentan, nos muestran un príncipe de
color azul que cruza por la puerta y nos elije para ser felices de una vez y
para siempre. Ayer miraba por vez incontable simplemente no te quiere y volví a
reírme y volví a llorar y volví a entender que difícil es este mundo para las
Susanitas, las que siempre nos volvemos a quedar solas una vez más. Con el
pasar de los años el encanto y todo lo que nos han contado cuando éramos
Susanitas en potencia se va diluyendo, pero no así el dolor que genera cada
decepción cuando vuelve a suceder. A veces me siento condenada, como sé que vos
también, a vivir en un mundo que no es ni como en los cuentos ¡Ni siquiera con
los cuentos que no son felices! Y así es como Susanita ve cómo se va una vez
más, como la magia duro poquito y los días vuelven a ser completamente comunes.
No hay atardeceres, ni rosas, ni príncipes azules, solamente una Susanita, que
se volvió a quedar sola un día, un tiempo más. Susanita una vez más debe y
tendrá que reconstruirse en el más triste cuento, en el cual la volvieron
a abandonar.
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